1 Pedro 1:5-7!

Depositar mis ansiedades en Jesus no es natural. Para lograrlo tengo que ser intencional. Lo que puedo decir es que cuando lo hago Dios multiplica mi fe. Algo que yo llamo momentos de Mateo 14: 13-21.

En Mateo 14:13-21 los discípulos al ver la cantidad de gente y la hora le dijeron a Jesús que despidiera a la gente y la mandará a sus pueblos a comprar algo que comer. Jesus simplemente les dice que en vez de hacer eso que ellos le dieran de comer. Por supuesto que parecía una locura ya que había casi cinco mil personas y solo cinco panes y dos pescados. Me anima lo que hace Jesús, él no les diga tengan más fe, o ustedes saben que yo hago milagros el simplemente les dice, “Tráiganmelos acá —les dijo Jesús.” (Mateo 14:28). Cuando la gente está desesperada entrar en razón con ellos a veces crea más problemas. Personalmente he tenido que crecer en esa área. En vez de ponerme en el rol de “salvadora” he tenido que aprender a animarlos a llevar sus cargas a Jesús.

Jesús en vez de discutir les dijo que le trajeran lo que tenían y él hizo el resto. Él hizo el milagro. Muchas veces eso es lo que nos pide Dios, tráigan me sus ansiedad y preocupaciones, no para multiplicarlas sino para transformarlas en milagros.

Estos últimos meses he estado trabajando en sentirme como parte de una comunidad. No solo un miembro que está ahí para dar, sino también un miembro que comparte su sufrimiento y alegría con su comunidad. Eso significa que en vez de llevarle mis preocupaciones y ansiedades a la gente, se las llevó a Dios y le pido a otros que me ayuden a llevarla a Dios. Usualmente espero una emergencia o una tragedia para pedirle a otros que me ayuden a llevar mis ansiedades y preocupaciones a Jesus. Tengo algunos amigas con los que me siento cómoda haciendo eso, pero incluso con ellas es difícil. He tomado la decisión de trabajar en esto de una manera intencional. Lo que siempre aprendo al incluir a otros en “vivir” conmigo es que, termino teniendo un momento de Mateo 14: 13-21. Podría describir cada uno de esos momentos con detalles ya que recuerdo claramente cada uno de ellos. Probablemente hayas leído sobre algunos de ellos en publicaciones anteriores.

El 30 de Octubre de 2021 fue uno de ellos, y cuando llegó a su fin, mi esposo dijo: “Vaya, qué día. No puedo esperar a ver qué escribirás sobre esto ". La verdad es que no pensaba escribir nada. Estaba feliz de disfrutar el momento con él, mi tío y su esposa que lo disfrutaron conmigo. Pero lo pensé y me di cuenta, que esta es una de esas ocasiones en las que debería escribir, no para mí, sino para la gloria de Dios y para animar a los que oraron por mí y por otros que pueden necesitar aliento para desempolvar las viejas oraciones y recordar que Jesus quiere que que le llevemos todo a él. Estoy tratando de practicar yo misma.

La historia de fondo: no había visto a mi papá en un par de años debido al horario y las restricciones de COVID de la instalación que se ocupa de su salud física y mental. . Había dejado de pensar en ir a verlo este año. Había muchos preparativos que hacer por las restricciones que hay para viajar, sin tener la garantía de que lo vería. Tampoco me gustaba la idea de solo llegar a saludar desde lejos (esa era la norma por COVID). La salud de mi papa, mental y físicamente, ha empeorado en los últimos dos años.

En un tiempo con Dios, él me ayudó a ver claramente que estaba tomando la decisión de no ir a ver a mi papá este año, a pesar de que todavía faltaban más de 3 meses para que terminara el año. Oré y le pedí perdón a Dios. Es asombroso cómo cuando te rindes a Dios, tu corazón te permite concentrarte en hacer tu parte y dejar que Dios haga la suya. Mi hermano y mi hermana terminaron yendo a ver a mi papá y se les permitió saludarlo desde una distancia de unos 30 metros durante unos minutos. Aunque no fue mucho, mi papá estaba muy feliz de verlos.

Con el coaching de mi esposo, reservé un boleto para ir del 29 de Octubre al 1 de Noviembre de 2021. Le pedí a mi esposo que me acompañara porque sentí que este sería un viaje muy pesado emocionalmente. Después de reservar el boleto llamé a la instalación, la cual iba aprobar 15 minutos o menos de visita el Sábado que estaba allí. Estaba preocupada porque el pronóstico del tiempo mostraba que iba a llover durante toda nuestra estadía en Panamá.

Decidí concentrarme en orar y en llevar mis ansiedades a Dios. No fue fácil. Fue una batalla interna no enfocarme en lo que sentía o veía, sino en orar a Dios y pedirle a otros que oren para que mis 15 minutos con mi papá animen su alma. Tenía que pensar más en él que en mí. Pensar en mí, me hacía enfocarme en lo difícil que sería este viaje. Mi mente luchaba constantemente contra mi deseo de concentrarme en la bendición que sería mi visita para mi papá, porque era más fácil centrarme en lo doloroso que sería el encuentro y lo difícil que iba a ser despedirnos. Me toco ser intencional en practicar 2 Corintios 10:5.

“Destruimos argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevamos cautivo todo pensamiento para que se someta a Cristo.” (NVI)

Primero, ore para no renunciar a la idea de ver a mi papá este año. Una vez que compré el boleto, me concentré en orar y pedirle a otros que oraran por dos cosas: para que nuestros 15 minutos fueran significativos, 15 minutos de conexión, no 15 minutos de perfección, y agregué lo que parecía una oración imposible: abrazarlo (esto la ore sola, no tenía suficiente valor a pedirle a otros que oraran por eso).

Llegó el día en que lo iba a ver y recibí una llamada de la instalación. Dijeron que mi papá se despertó con un ojo hinchado, esta era la segunda vez que esto sucedía. La primera vez dio miedo ya que todo su rostro se hinchó por completo y todo lo que vimos fue la foto de su rostro. Cuando eso pasó, le recetaron antibióticos y en un par de días la hinchazón bajó. Esta vez, el cuidador dijo que antes de que fuera como la última vez, tal vez yo podría llevarlo a la sala de emergencias. Si llamaban para un transporte en ambulancia, cobrarán una tarifa escandalosa como lo hicieron anteriormente, pero como íbamos a visitarlo, podríamos llevarlo nosotros. Yo sabía que la condición de mi papá era solo temporal, supe que la hinchazón sería reducida mientras los doctores estaban averiguando qué lo ha causado esta reacción por segunda vez. A pesar de que era para llevarlo a la sala de emergencia para que le ayudarán a bajar la hinchazón, yo estaba feliz de poder verlo y estar cerca de él. Creo que es la primera vez que he estado tan emocionada de ir con alguien a la sala de emergencias.

Las cosas se movieron rápidamente. Mi tío y su esposa nos llevaron al hospital. Pude ver a mi papá y me senté con él en el hospital. Eventualmente lo dieron de alta y redujeron uno de los medicamentos que está tomando para ver si eso ayuda. Estuvimos en el hospital durante 5 horas hasta que fue dado de alta. Estando allí le enseñe fotos que traje. Cuando le dieron de alta, como no habíamos comido, fuimos a un restaurante a comer y luego para en un supermercado a comprarle algunos bocadillos que quería. ¡Él quería mantequilla de maní!

Terminamos teniendo cerca de 8 horas de conexión, diversión y risas. La única vez que derramamos lágrimas fue cuando nos vimos por primera vez. Estaba tan sorprendido.

En el auto camino al hospital él iba cantando. Al día siguiente en la instalación me dejaron verlo a 30 metros de distancia porque teníamos que dejar su medicamento.

Tenía una gran sonrisa. ¡Nos despedimos y le dije que lo volvería a ver en unos meses!

Dios tomó mis ansiedades, las peticiones de oración que le presenté, e hizo milagros y las multiplicó. También le dio a mi papá un viaje para apreciar la ciudad. El no ha estado fuera de esas instalaciones durante más de un año. La última vez que salió fue para recibir tratamiento por la hinchazón de su cara y fue en ambulancia.

Dios respondió a mis oraciones. A pesar de que fueron con fe de mostaza e invitando a otros a orar por los detalles de este viaje, estoy convencida que Dios escuchó tantas veces las peticiones de personas que me aman y transformó las ansiedades y preocupaciones que le lleve en milagros que solo él es capaz de hacer!

¡A Dios sea la gloria!

Lucas 18:27

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