Olivia Hudson Life Coaching LLC

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Recordatorio #12

Es 8 de octubre de 2021. El recordatorio de hoy no es producto de las oraciones de mi cesto, sino del impacto que ha tenido trabajar en este proyecto en mi vida personal hasta este momento. 

“Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien, por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo.” Hebreos 12:1-3 NVI

Hasta ahora he leído y resaltado montones de oraciones, reflexiones y un par de cartas de mi esposo que se encontraron en la mezcla. Pasar por esto ha sacado a relucir muchas cosas con las que no estaba en contacto, por lo que decidí comenzar sesiones de terapia. Necesito trabajar en sanar áreas en mi corazón. Ha sido difícil reconocer el dolor producto de las áreas que no habían cambiado, dolores en mi vida como cristiana, heridas sin sanar, sueños no realizados, visiones perdidas y más. No estaba preparada para sentir dolor o tristeza cuando embarqué en este proyecto. 

En las primeras sesiones de terapia mi terapeuta dijo: tal vez este es el lugar que Dios ha creado para que prestes atención a las cosas que no podías antes, porque tenías que mantener un pie delante del otro. Es hora de ser compasiva contigo misma, celebrar las victorias y llorar las pérdidas que aún no has llorado.  

Al escribir la última oración, recordé mi tiempo cuando tenía treinta y pico de años y vi por primera vez a un terapeuta, el cual me diagnosticó  con ataques de pánico severos. Sus palabras exactas: "Tu cuerpo parece necesitar lidiar con algunas cosas del pasado que están enterradas". 

En mi libro, "Cuidando La Niña Dentro de mi - Mi viaje personal a la sanación emocional" explique un poco de este proceso. Extracto a continuación:  

"Mi investigación me mostró que una infancia traumática o cualquier tipo de trauma podría llevar a una persona a tener problemas de salud mental, incluyendo ansiedad severa o ataques de pánico. Me recomendó que consultara a un terapeuta para llegar a la raíz del problema.

Sin dudarlo, a la mañana siguiente hice una cita con el primer terapeuta que pude encontrar. Por suerte, encontré a alguien que podía verme esa noche.

Al comienzo de la reunión, sentí que alguien me estaba haciendo todas las preguntas correctas, como: "¿Sientes que estás sudando profusamente?" y “¿Sientes que vas a vomitar?”. “¿Tu corazón late tan fuerte que se siente como si estuvieras teniendo un ataque al corazón?” “¿Sientes que te vas a desmayar?” “¿Sientes que tienes fiebre alta?” Y por último, "¿Sientes que estás a punto de morir?" Dije “Sí” a casi todas las preguntas excepto dos de las cuales no recuerdo.  

Después de la serie de preguntas, el terapeuta me dijo: "Estás teniendo ataques de pánico severos. Hay algo que está creando estos ataques y tenemos que profundizar para descubrir qué son". ¡Google tenía razón! “

En el fragmento que acabas de leer en ese momento de mi vida no quería ir al pasado, quería olvidarlo. Sin embargo, para avanzar y controlar los ataques de pánico, necesitaba retroceder y excavar en áreas muy dolorosas. No fue fácil, corrí una y otra vez. Eventualmente me rendí y logré conseguir sanación emocional. Al reflexionar sobre las oraciones que leí hasta este momento para este proyecto, descubrí que mis viejas habilidades de afrontamiento no desaparecieron. Todavía las uso, solo que no estaba al tanto. Al igual que antes, avancé, pero olvidé regresar y abordar los sentimientos que dejé atrás.

Esta vez no son los ataques de pánico los que me están llevando a la terapia para abordar esos sentimientos, gracias a Dios mis ataques de pánico severos están bajo control. Esta vez creo con todo mi corazón que Dios está diciendo que no se olvidó de mi dolor o mis heridas. El tiempo llegó para hablar de esas cosas. 

Cuando pasé por una terapia intensa en el pasado, no podía pagar para un terapeuta cristiana para tratar mi trauma infantil. Esta vez Dios ha puesto a mis pies a alguien a quien amo y respeto y que además es discípula de Jesús para ser mi terapeuta. A medida que avanzaba nuestra sesión de admisión, ella también dijo algo similar a cuando me diagnosticaron ataques de pánico por primera vez: "Parece que hay algún trauma que sufriste durante estos últimos 25 años que te está causando tristeza". 

Sinceramente, no quería admitir esto, pero cuando miro hacia atrás en las oraciones, he tenido traumas como discípula de Jesús. Ninguna infligida por Dios, sino producto de las circunstancias que me rodeaban. Al igual que con mi trauma infantil, lo superé, pero esta vez mi afrontamiento fue saludable. De alguna manera, eventualmente me volví hacia Dios cada vez. Sin embargo, al igual que antes, necesito regresar y abordar algunas cosas. Yo no lo sabía, pero Dios sí. No tuve un ataque de pánico para llegar aquí. Todo lo que necesitaba es recordar que Dios estaba conmigo, está conmigo y seguirá estando conmigo, mientras corro la carrera marcada para mí. 

Estoy convencida de que Dios me está regalando un recuerdo especial para que lo disfrute y lo comparta con los demás en mi 50 cumpleaños que diga: “Dios me ha llevado durante medio siglo. Confío y creo que él me cargará para el próximo si es su voluntad que yo esté en esta tierra para entonces. Y para hacerlo, tendré que recordar el pasado y las maneras que él me ha ayudado y así no temer desarrollar visiones para el futuro superando los momentos de incredulidad recordando Su fidelidad.

“Aun en la vejez, cuando ya peinen canas, yo seré el mismo, yo los sostendré. Yo los hice, y cuidaré de ustedes; los sostendré y los libraré.”. Isaías 46:4