Lecciones de mi perro Peace.
Mi perro se llama Paz. Una mañana temprano, lo llevé a caminar y de la nada salió un perro grande sin su dueño corriendo hacia nosotros.
Cuando vi al perro correr hacia mí, me aterroricé. Hice lo que aprendí en las clases al encontrarme con un que no se su temperamento. No corrí ni grité, respire hondo y me quedé quieta y tranquila. El perro saltó sobre mí. Bueno, era como un gran oso, muy amigable. El mío es todo lo contrario, especialmente con perros grandes. Cuando todavía era un cachorro, un perro saltó y lo mordió. Nunca había escuchado a mi cachorro gritar tan fuerte. Desde entonces, su instinto es atacar a los perros cuando los encuentra por primera vez. Suele calmarse e incluso disfrutar de la compañía del otro perro, pero tarda varios minutos. Por lo general, esto sucede porque el perro está atado y se da cuenta de que no es un peligro.
A pesar de estar calmada, mi perro no siguió mi ejemplo. Él le gruñaba y mordia al perro. Yo le gritaba a mi perro que se detuviera, pero él seguía. Empezó a enredarse en el otro perro con su correa. Terminé dejándolo ir. Lo pensé mucho antes de hacerlo, pero él me ignoró y no sabía cuánto tiempo el otro perro iba a ser paciente con él.
Por mucho que amo a mi cachorro, tuve que soltarlo, se estaba enredando con el otro perro y yo no podía hacer nada. Después de soltarlo, rápidamente se desenreda y siguió atacando al perro que podría haberlo comido fácilmente de un bocado. En cambio, el perro simplemente lo miró y lo sacudió. Creo que si ese perro pudiera hablar le habría dicho al mío, ¿cuál es tu problema, chiquitin? Finalmente, mi cachorro se cansó y pude recogerlo y ayudar a encontrar al dueño del otro perro y todo terminó.
Esta experiencia me llevó a reflexionar sobre lo siguiente:
1- Dios nos deja ir cuando es necesario:
Proverbios 1: 20-25,29-33 NVI: "Clama la sabiduría en las calles; en los lugares públicos levanta su voz. Clama en las esquinas de calles transitadas; a la entrada de la ciudad razona: «¿Hasta cuándo, muchachos *inexpertos, seguirán aferrados a su inexperiencia? ¿Hasta cuándo, ustedes los *insolentes, se complacerán en su insolencia? ¿Hasta cuándo, ustedes los necios, aborrecerán el conocimiento? Respondan a mis reprensiones, y yo les abriré mi corazón; les daré a conocer mis pensamientos. Como ustedes no me atendieron cuando los llamé, ni me hicieron caso cuando les tendí la mano, sino que rechazaron todos mis consejos y no acataron mis reprensiones, Por cuanto aborrecieron el conocimiento y no quisieron temer al Señor; por cuanto no siguieron mis consejos, sino que rechazaron mis reprensiones, cosecharán el fruto de su conducta, se hartarán con sus propias intrigas; ¡su descarrío e inexperiencia los destruirán, su complacencia y *necedad los aniquilarán! Pero el que me obedezca vivirá tranquilo, sosegado y sin temor del mal.»"
Por mucho que le gritara a mi cachorro que se detuviera porque yo tenía experiencia. Sé que con los perros hay que tener cuidado si no los conoces porque no sabes si pueden ser agresivos o pasivos, mi perro me ignoró. En cambio, optó por seguir su instinto que era pelear con lo desconocido.
Muchas veces Dios nos grita porque somos inexpertos, "escúchame y deja de hacer lo que estás haciendo", tristemente en nuestra tontería no escuchamos. Ahí es donde Dios dice: "Te voy a dejar ir, es la única forma en que puedes aprender. Es la única forma en que puedes ver que sé mejor que tú. "
Muchas veces en mi vida he tenido que aprender con dolor innecesario porque estoy concentrada en mi miedo, (mi cachorro creo que tenía miedo de que este perro lo muerda basado en la experiencia pasada). Dios en muchas formas está tratando de decirme que no tema, en lugar de escucharlo, lo ignoro. Solo puedo imaginar el dolor que Dios siente cuando tiene que dejarme sufrir las consecuencias, producto de ignorarlo.
Seamos rápidos en humillarnos para no tener que aprender por las malas.
"Pero él nos da mayor ayuda con su gracia. Por eso dice la Escritura: Dios se opone a los orgullosos, pero da gracia a los humildes. " Santiago 4: 6 NVI.
2- Debemos soltar cuando sea necesario:
Mateo 18: 15-17 NVI: "Si tu hermano peca contra ti, ve a solas con él y hazle ver su falta. Si te hace caso, has ganado a tu hermano. Pero si no, lleva contigo a uno o dos más, para que "todo asunto se resuelva mediante el testimonio de dos o tres testigos" . Si se niega a hacerles caso a ellos, díselo a la iglesia; y si incluso a la iglesia no le hace caso, trátalo como si fuera un incrédulo o un renegado."
Mateo 7: 6 NVI: "No den lo sagrado a los *perros, no sea que se vuelvan contra ustedes y los despedacen; ni echen sus perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen."
Por mucho que no quería dejar soltar a mi perro, era obvio que no iba a cambiar su actitud. Lo intenté y lo intenté, pero al final él estaba decidido a ser agresivo con el otro perro.
Todos aprenden de manera diferente. A veces en nuestro deseo de no querer ver sufrir a otros, tratamos de controlar la situación en lugar de respetar que la persona tenga que aprender a su manera.
Soltar a las personas a veces es difícil. Los veremos sufrir. Debemos recordar que como cristianos nunca nos soltamos al 100%, porque podemos seguir orando por ellos.
He aprendido que cuando asumo el papel de “Salvadora” y rescato a alguien de las consecuencias naturales, soy culpable de impedir que crezcan espiritualmente.
"El Señor no tarda en cumplir su promesa, según entienden algunos la tardanza. Más bien, él tiene paciencia con ustedes, porque no quiere que nadie perezca sino que todos se arrepientan". 2 Pedro 3: 9 NVI
Dios nos libera cuando lo ignoramos, no por miedo como hice yo con mi perro Paz, sino por amor, un amor que quiere que vivamos con él eternamente. Imitemos a Dios, soltando cuando es obvio y teniendo paciencia después de hacerlo.
"... porque el Señor disciplina a los que ama, y azota a todo el que recibe como hijo". Hebreos 12: 6 NVI.