Olivia Hudson Life Coaching LLC

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Renovada y refrescada.

¿Te sientes especial hoy? No sé cómo responder a esa pregunta. Piensa en una casa. La compraste, a primera vista su belleza fue cautivadora. Han pasado los años y has vivido en ella. Es estable. A pesar de todo el mal tiempo y las tormentas que ha enfrentado, se mantiene firme. Nunca se te pasa por la cabeza venderla o cambiarla porque ha demostrado que puedes confiar en ella una y otra vez. Sin embargo, una mañana te despiertas y los sentimientos que sentías al vivir en ella, los que sentiste cuando la viste por primera vez parecen haber desaparecido. Al pasar de los años hiciste todo lo posible para mantenerla limpia, pero algo cambió. Decides ponerte manos a la obra y demostrar lo agradecida que estás por esta casa. Reorganizas los muebles, quitas las cortinas y las lavas, quitas el polvo de las ventanas, incluso limpias detrás del refrigerador y debajo de la estufa, etc. Compras algunos cuadros nuevos para poner en la pared y algunas cosas para cubrir algunos agujeros de las viejas fotos que removiste de la pared.

 Tardas varios días, pero, el día llega y terminaste de tu objetivo. Enciendes una vela perfumada o un aromático incienso. Colocaste flores en la mesa y te sientas en la sala a tomar una taza de té de manzanilla o una copa de vino rojo. La televisión está apagada, el teléfono celular está en silencio. En el fondo a través del altavoz estás disfrutando de una música suave y  muy relajante. Llena de paz y gratitud, disfrutas de tu casa. Renovada y refrescada.

 Si nunca hiciste todo ese trabajo para renovar y refrescar la casa, a pesar de los sentimientos que creías que habían desaparecido, todavía le serías leal a la casa porque te sientes segura y protegida en ella. Sin embargo, no te arrepientes del tiempo que tomaste para refrescar y renovarla porque ahora la aprecias aún más. La sensación que tuviste al comprarla volvió porque te permites disfrutar de cada rincón al limpiarla.

 Muchas veces somos como la casa. Nuestros cuerpos nos han servido de maneras extraordinarias, resistiendo muchas tormentas. Estamos agradecidos por ellos y le somos leales, pero tenemos que decidir hacer un trabajo para renovarnos y refrescarnos. Dale tiempo a tu casa y en vez de solo vivir en ella, también puedas disfrutarla.

 Haz algo especial para renovarte y refrescarte y recuerda que al hacerlo está diciendo: "Le agradezco a Dios este edificio que me ha dado para que mi alma resida por un tiempo en este mundo".

“El cuerpo de ustedes es como un templo, y en ese templo vive el Espíritu Santo que Dios les ha dado. Ustedes no son sus propios dueños. Cuando Dios los salvó, en realidad los compró, y el precio que pagó por ustedes fue muy alto. Por eso deben dedicar su cuerpo a honrar y agradar a Dios.” 1 Corintios 6:19-20 TLA.