Recordatorio #24

Empecé este proyecto alrededor del 20 de septiembre de 2021. Una de las primeras cosas que saqué del  cesto de oraciones antes de decidir centrarme en las oraciones de la caja estaba un diario que una de una amiga muy cercana a mi me regaló un mes después de publicar mi primer libro. En ella escribió el siguiente aliento: “¡Feliz cumpleaños Olivia! ¡Para este cumpleaños celebro contigo tu sueño de escribir un libro! Comparto tu alegría. Ahora sigue escribiendo. No dejes que nadie, ni siquiera tú, te diga que te detengas. ¡Te amo! Tamara 3/2015.” 

Han pasado dos meses desde que comencé a leer oraciones que escribí en mis tiempos personales con Dios. Un tema común que encontré fue que oraba para ser usada por Dios en prácticamente todas las oraciones que leía. Estaba claro, encontré un propósito para mi vida. No era solo una esposa, una madre o lo que la gente quería que fuera, yo era Olivia creada por Dios con un propósito y ese propósito era mi luz piloto diaria que encendía un fuego en mí todos los días. Estaba convencida de que enfocarme en ser usada por Dios y servirlo, resultará en ser una buena esposa, mamá y lo que la gente necesita. 

Los últimos dos meses mientras leía las oraciones, note que a través de los años sin darme había pasado de ser una sierva de Dios, a sentir que Dios debe cuidarse. Me convertí en una cristiana con expectativas hacia Dios. 

“Sadrac, Mesac y Abednego le respondieron a Nabucodonosor: —¡No hace falta que nos defendamos ante Su Majestad! Si se nos arroja al horno en llamas, el Dios al que servimos puede librarnos del horno y de las manos de Su Majestad. Pero, aun si nuestro Dios no lo hace así, sepa usted que no honraremos a sus dioses ni adoraremos a su estatua.”. Daniel 3:16-18 NVI.

“Pero incluso si no lo hace…” Un punto que no debo olvidar. Personalmente me encontré sintiendo que tenía derecho a… porque hubo muchos incendios de los que en perspectiva Dios no me salvó. Algunos todavía están en curso. De algunos le estoy rogando que me salve. Algunos siento que estoy cerca de convertirme en cenizas. 

Sinceramente, deseo con todo mi ser poder decir, “pero incluso si no lo hace…”. Deseo con todo mi ser tener la fe de Sadrac, Mesac y Abed-nego. La fe que te lleva a decir aunque Dios no lo haga, yo no pararé de poner mi confianza en él.

Estoy agradecida por las escrituras: “—¡Sí creo! —exclamó de inmediato el padre del muchacho—. ¡Ayúdame en mi poca fe!” Marcos 9:24.  Me ayudan a no ahogarme en un vaso de agua pero a recordar que Dios me conoce y el proveera lo que necesito para seguirlo aunque sea una fe de mostaza. (Mateo 18:20)

Es fácil a otros mirarme y ver a una sierva de Dios; lo que no es tan obvio son las veces que no he servido a Dios con todo mi corazón, o las veces que me contengo porque temo el dolor que viene del fuego más que haber abandonado a mi primer amor. 

Estos últimos meses a lo largo de este proyecto me han recordado que Dios quiere usarme, pero necesita que yo quiera ser usado por él. 

Mi corazón no está al 100% para decir “pero aunque no…” Si quiero estar. Supongo que la única forma de llegar allí es aceptar que mi definición de la forma en que Dios me salva del fuego puede no parecerse a lo que imagino. Sólo necesito confiar en su camino.

Dios me ha salvado de incendios una y otra vez, me ha dado un propósito. Depende de mí recordar que ya no estoy viviendo una vida sin significado. Puedo estar pasando por un incendio en este momento, pero no necesito tener miedo de que Dios me salve. ¡Ya me ha enseñado muchas veces que él puede hacerlo!

“Jesús les respondió: —Para la gente eso es imposible, pero todo es posible para Dios.” Lucas 18:27

Gracias por leer. A Dios sea toda la gloria!

















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