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Recordatorio #27.

Algunos días siento que estoy encima de una montaña espiritualmente; eso no significa que todos los días sean iguales. Habrá días en los que resuelva los “problemas” de un día con una actitud fiel, gentil y calmada. Tomaría cautivo todo pensamiento negativo y pecaminoso que se me presente. ¡Un buen día! Otros días no será así. El día no habría comenzado y sentiría que no tuve ni la oportunidad de haber tratado de tener un buen día. En realidad el día no es el problema, puede ser mi perspectiva, mis circunstancias o mi depresión.

En esos días necesito alimentarme un poco más de Dios y este fue uno de esos días. Entonces, decidí leer una oración del cesto de oraciones, lo que me animó a escribir el recordatorio de hoy. Recordé que independientemente de cómo me sienta, necesito tener la mentalidad de hacer lo que sea necesario para la gloria de Dios, independientemente de cómo me sienta.

Extractos de mi oración del 3 de junio de 1997. 

“Querido Dios, buenos días, este día he decidido escribirte porque estaba tratando de orar pero me dormía, necesito tener un buen tiempo de oración…. Aunque no merezco tu amor ni tu llamado, mi actitud cuando me hice discípulo fue “pagarte”… Por favor, Dios, no permitas que me distraiga tanto que olvide el sacrificio de Jesús… Tu reino está dentro de mí. Lamento que las escrituras que una vez me mantuvieron encendida se hayan convertido en un mueble antiguo en mi corazón... La Biblia me dice que a menos que imite las características de un niño no puedo entrar en tu reino, he estado imitando las rabietas de un niño que no es lo que quieres que imite... Gracias por reprenderme... Dios, amo tu disciplina. Me refina, me convence, me hace feliz, expone mis pecados, me permite cambiar y crecer para mejorar. Ya ni siquiera tengo sueño… Dios, finalmente oro para que tu reino avance, Gracias por usarme a mí, un pecadora, para ser parte de ese movimiento… Necesito tu reino. Dios, cuando estás en mi corazón, soy una persona totalmente diferente… Ayúdame a mantener ese corazón sin importar lo que cueste”. 

Estoy muy agradecida por el recordatorio de que a veces seguir a Dios se sentirá como flotar en el agua, otras veces se sentirá como si estuviera luchando contra las olas. De cualquier manera, si hago lo que sea necesario, puedo llegar al final de la noche confiada en que me concentré en Jesús, quien me ayudó a seguir las Escrituras y me motivó a hacer lo correcto y arrepentirme cuando lo necesito. Y si lo contrario pasa y no hice muy bien, puedo entonces descansar en la gracias, misericordia y amor de Dios.

Dios es fiel en hace lo que sea necesario para derretir mi corazón, incluso si eso significa llevarme a recordar mi actitud de hacer lo que sea necesario cuando era un bebé cristiano.

Gracias por leer. 

“El Señor no tarda en cumplir su promesa, según entienden algunos la tardanza. Más bien, él tiene paciencia con ustedes, porque no quiere que nadie perezca, sino que todos se arrepientan”. 1 Pedro 3:9 NVI

“¿Cómo puedo pagarle al Señor por tanta bondad que me ha mostrado? ¡Tan solo brindando con la copa de salvación e invocando el nombre del Señor! ¡Tan solo cumpliendo mis promesas al Señor en presencia de todo su pueblo!”. Salmo 116: 12-14 NVI.