Pensamiento del día. #8

“No tenemos el equipo para probar qué más podría estar pasando, si empeora, acuda a emergencias, de lo contrario le recomendamos programar una cita con su médico de atención primaria”. Esta fue la respuesta que recibí un día hace años cuando fui a la clínica de urgencias cerca de mi casa porque tenía un dolor en el pecho. 

La clínica a la que fui, sólo tenía equipo básico y no podía profundizar en la causa del dolor. Su máquina de rayos X no pudo ver muy profundamente en el área que estaba describiendo. Necesitaba ir a otro lugar. 

Espiritualmente puedo ser así. Me duele, pruebo algunas técnicas pero no funciona. Dios deja en claro que necesito algo más, porque lo que estoy usando no puede brindar alivio ni respuestas al dolor que siento. 

Finalmente obtuve la ayuda que necesitaba. Si no recuerdo mal me había lastimado un músculo (fue hace mucho tiempo).

Para mi dolor hay tratamiento disponible, necesito estar abierta a que tal vez no venga de donde esperaba.

“Algún tiempo después, Jesús subió a Jerusalén, pues se celebraba una fiesta de los judíos. Había allí, junto a la puerta de las Ovejas, un estanque rodeado de cinco entradas, cuyo nombre en hebreo es Betzatá. En esas entradas se hallaban tendidos muchos enfermos, ciegos, cojos y paralíticos. Entre ellos se encontraba un hombre que llevaba enfermo treinta y ocho años. Cuando Jesús lo vio tirado en el suelo y se enteró de que ya tenía mucho tiempo de estar así, le preguntó: —¿Quieres quedar sano?—Señor —respondió—, no tengo a nadie que me meta en el estanque mientras se agita el agua y, cuando trato de hacerlo, otro se mete antes. —Levántate, recoge tu camilla y anda —le dijo Jesús. Al instante aquel hombre quedó sano, así que tomó su camilla y echó a andar…” Juan 5:1-9


Previous
Previous

Pensamiento del día. #9

Next
Next

Pensamiento del día. #7