Pensamiento del día. #9
Comencé a entrenar con pesas en el gimnasio al que asiste y trabaja mi hijo. Su cuerpo se transformó por completo desde que comenzó a asistir a un programa de entrenamiento de fuerza. Durante más de un año vi cómo se producía la transformación.
En casa uso la elíptica con regularidad y ocasionalmente pesas para trabajar un poco los brazos. Aunque he hecho esto constantemente, todavía no soy lo suficientemente fuerte para completar mi objetivo de hacer dominadas. Me cuesta imaginar levantar todo mi cuerpo, pero sé que es posible. Después de ver la transformación de mi hijo, decidí unirme al programa de fuerza. Esta sería la primera vez que hago entrenamiento de fuerza con un entrenador.
Las clases son grupos de no más de diez. En mi primera clase, todos hacían el mismo entrenamiento de fortalecimiento y yo tenía la versión modificada. Después de un par de repeticiones le dije al entrenador que puedo hacer lo que hacen todos los demás. Respondió que el objetivo es empezar poco a poco y luego evaluamos para la próxima vez.
Debido a que estoy seria por lograr este objetivo, sentí que podía pasar de cero a cien con poca preparación.
Finalmente, amablemente dijo “confía en mí. Ves el resultado de tu hijo, fue un proceso para él. No sucedió de la noche a la mañana”. Yo necesitaba escuchar eso.
Sus palabras “confía en mí” me llevaron a darme cuenta de dos cosas, yo no soy el experto aquí y él, por experiencia, conoce el proceso que me llevará a mi meta. Es importante para mí recordar que no alcanzaré mis objetivos de la noche a la mañana, es un proceso. Si sigo el proceso, llegaré allí.
“En consecuencia, ya que hemos sido justificados mediante la fe, tenemos paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo. También por medio de él, y mediante la fe, tenemos acceso a esta gracia en la cual nos mantenemos firmes. Así que nos regocijamos en la esperanza de alcanzar la gloria de Dios. Y no solo en esto, sino también en nuestros sufrimientos, porque sabemos que el sufrimiento produce perseverancia; la perseverancia, entereza de carácter; la entereza de carácter, esperanza. Y esta esperanza no nos defrauda, porque Dios ha derramado su amor en nuestro corazón por el Espíritu Santo que nos ha dado.” Romanos 5:1-5