Pensamiento del día. #11

Tengo la necesidad de conectar, de que me animen, de que me refresquen… no hay nada malo en esas necesidades. El problema empieza cuando doy por sentado que los demás deberían saber eso de mí.

En los primeros años de mi matrimonio, esta mentalidad me llevó a desconectarme de mi esposo. Lo criticaba constantemente, me sentía decepcionada, poco apreciada e ignorada.

Intelectualmente sabía que era ridículo esperar que me leyera la mente todo el tiempo, pero emocionalmente estaba convencida de que él podía hacerlo y decidía no hacer nada al respecto.

Si no comunico mis necesidades en mis relaciones, siempre me sentiré frustrada y posiblemente amargada, resentida y enojada.

Estoy muy agradecida de seguir aprendiendo esta lección. No solo me ha ayudado en mi relación con mi esposo, sino también con mis hijos y amigos.

Solo Dios sabe lo que pienso. Si puedo recordar eso, dejaré de poner expectativas poco realistas en quienes me rodean, en cambio les daré la oportunidad de satisfacer mi necesidad si así lo deciden, y si no lo hacen, lidiar con la decepción.

“No me llega aún la palabra a la lenguacuando tú, Señor, ya la sabes toda.” Salmo 139:4

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